En Caldas recuperan ya un terreno que ardió por segunda vez este verano
La compensación del carbono se está convirtiendo en un recurso más para ayudar a recuperar y restaurar los montes gallegos. Lo saben bien los comuneros de Saiar, en Caldas, que hace dos años decidieron sumarse al programa Galicia Rexenera, de la Asociación Forestal de Galicia. Entonces, vendieron a CLUN el secuestro de alrededor de 1.500 toneladas de carbono equivalente, con los que la empresa láctea compensó las emisiones de una parte de su producción. Eso permitió a la comunidad actuar en 27 hectáreas de monte que habían ardido en el 2013. Este pasado verano, ese mismo terreno volvió a ser pasto del fuego. Pero el programa de compensación de carbono, lejos de ser un problema, les está permitiendo actuar con más rapidez para recuperar de nuevo ese monte y que este vuelva a secuestrar ese gas cuanto antes.
«Este programa é unha axuda para rexenerar o monte porque os ingresos das comunidades non chegan», cuenta José Manuel Suárez Gamallo, presidente de la comunidad de montes de Saiar sobre la posibilidad de que estas entidades puedan monetizar el carbono que secuestran los árboles. De hecho, fueron estos fondos los que les permitieron replantar el terreno que se quemó en el 2013. Según la normativa estatal, que es la que rige actualmente para estos programas a la espera de que la Xunta concrete la suya, al principio, las comunidades de montes perciben un 20 % del importe de los créditos de carbono que se espera generará el monte durante el tiempo de permanencia estipulado, que puede ser de entre 30 y 50 años. Esto les reporta unos ingresos de «entre mil e 1.200 euros por hectárea», explica Xosé Covelo, director de la Asociación Forestal de Galicia. Teniendo en cuenta que el coste de una plantación de pino ronda los 1.500 euros por hectárea, supone una ayuda importante para recuperar el terreno quemado.
Pero ¿qué pasa cuando ese monte que ha comercializado el carbono vuelve a arder? «As toneladas de carbono sempre van ligadas á madeira que hai no monte», explica Covelo. Eso significa que, si como sucedió en Caldas, esta se quema, es necesario proceder a su replantación para mantener ese secuestro y poder aspirar a comercializar más toneladas de carbono a medida que vayan creciendo esos árboles. Es la propia comunidad la que tiene que afrontar ese gasto, pero la realidad es que le interesa acometer cuanto antes esos trabajos. «Se, por exemplo, esa comunidade tiña calculado que en dez anos ía poder vender máis carbono polo tamaño que ían ter entón eses árbores, agora terá que esperar doce anos para poder facelo por culpa do incendio», añade.
En Saiar no han pasado ni cuatro meses desde que el fuego destruyó 150 hectáreas y los comuneros han puesto ya en marcha las tareas de limpieza y retirada de la madera quemada. «A idea é replantar canto antes, pero non podemos facelo todo xunto porque é moita extensión. Nos próximos dous ou tres anos, a idea é ter todo replantado de novo», asegura el presidente. Se refiere a las 150 hectáreas que ardieron, entre las que se priorizará a las que estaban acogidas al programa de carbono.
A pesar de que el fuego causó numerosos daños, la buena ordenación del monte permitió salvar algunos árboles, además de que no dañó el terreno. «Houbo zonas que nin arderon e noutras o lume pasou moi por riba, porque como non tiña combustible porque o monte estaba limpo, non danou o chan», añade Covelo. De hecho, tras las últimas lluvias, el suelo está verde de nuevo. Esta comunidad gestiona 700 hectáreas de terreno, de las que solo 400 son aprovechables y cuenta con tres trabajadores y maquinaria propia. Eso supone unos gastos fijos muy elevados por lo que la venta del carbono «é unha axuda moi importante», sostiene el presidente. Un dinero que permite que su monte esté cuidado y ordenado.
Un programa para comunidades dinámicas en el que el que contamina, paga
La Asociación Forestal de Galicia tiene en marcha el programa Galicia Rexenera, que ayuda a las comunidades de montes a inscribir sus parcelas en el ministerio con el fin de que estas puedan comercializar el carbono que emiten sus árboles para financiar proyectos de regeneración de terrenos quemados. Covelo advierte de que esta iniciativa está pensada para propietarios dinámicos, que estén interesados en cuidar del monte, «non para aqueles que so queren plantar e esquecerse do monte por trinta anos», añade.
Desde el 2021, este programa ha permitido financiar 88 proyectos de absorción de carbono en los montes gallegos, actuando sobre una superficie total que supera las 2.000 hectáreas. También ha financiado la restauración de 207 hectáreas con frondosas autóctonas al comercializar derechos de absorción por valor de 97.820 toneladas de carbono equivalente, aseguran en la Asociación Forestal de Galicia. Sostienen que este programa despierta mucho interés, tanto entre las comunidades de montes como entre las empresas, aunque reconoce que sería necesario una mayor implicación de estas últimas. Las comunidades que quieran sumarse a este proyecto deben practicar una silvicultura activa, «porque buscamos que o monte non arda ou que, se o fai, se recupere canto antes, como no caso de Saiar», añade Covelo. Destaca también la implicación de las empresas, que invierten aquí un porcentaje de sus beneficios voluntariamente. «Este programa fai realidade aquilo de que o que contamina, paga», concluye.
FUENTE: La Voz de Galicia